September 21, 2017 | Por: Psic. Edgar Peña Rodríguez M.D.U
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Generalmente cierto tipo de dificultades, alteraciones y trastornos en infancia y adolescencia como los del lenguaje, ansiedad, depresión, aprendizaje y oposicionismo desafiante, son confundidos con el déficit de atención e hiperactividad TDAH. No es extraño que éste síndrome vaya acompañado de una o más de las anteriores manifestaciones, razón por la cual todas terminan siendo atribuidas a un problema de atención e impulsividad.
El TDAH no es por sí mismo una ALTERACIÓN del aprendizaje de la lectura, escritura y la matemática, sino una condición del funcionamiento cerebral caracterizado por una baja en el ritmo sensoriomotor, lo cual precipita el aumento de la actividad motora como mecanismo supletorio de estimulación. Se ha encontrado que niños diagnosticados con TDAH manifiestan el mismo nivel de movimientos de pies, manos y ojos que otros niños sin esta condición, cuando observan una película de entretención que no exige ningún esfuerzo cognitivo.
En contraste, los mismos niños con TDAH muestran aumento de la activación motora en comparación con los del grupo control, cuando observan un video de un profesor explicando un ejercicio de matemáticas; al parecer el movimiento en esos casos, incluso les ayuda en desempeños que les exige esfuerzo cognitivo, por lo cual la sola atenuación de la hiperactividad (paradójicamente mediante estimulantes), no les facilita el mejoramiento de aprendizajes específicos.
La dificultad para atender no necesariamente lo es para aprender; tan solo requiere de un proceso de enseñanza adecuado y un entrenamiento en autorregulación de la actividad cerebral. Cosa distinta es que el movimiento aumentado en circunstancias inadecuadas y la alteración de sus mecanismos inhibitorios de la impulsividad, generalmente conducen a que maestros y padres de estos niños los perciban como ANSIOSOS, INDISCIPLINADOS, OPOSICIONISTAS, DESAFIANTES, DESCONTROLADOS e IRRITABLES.
Ciertamente estas pueden ser alteraciones concomitantes al TDAH, pero no necesariamente manifestaciones del mismo, por lo cual requieren de identificación y atención diferencial. Si por una causa exógena el niño hiperactivo reacciona con episodios de depresión, la sola reducción de su movimiento no modificará este estado cognitivo-emocional.
Según reportes del año 2016 de la Academia Americana de Pediatría, el 18% de los niños diagnosticados con TDAH manifiestan de manera concurrente alteraciones del estado de ánimo como la depresión y trastorno bipolar, más frecuente en hombres que en mujeres; particularmente en estos casos debe prestarse especial atención en la etapa de la adolescencia, en virtud de que el déficit de control de impulsividad probabiliza mayores ocurrencias de suicidios.
Según la misma Academia, el 35% de casos de TDAH y quizás por su bajo control de impulsividad, manifiestan conductas semejantes al OPOSICIONISMO DESAFIANTE o desacato a reglas y a la autoridad, cuya fuente principal de mantenimiento es la atención que logran mediante el enojo provocado en los adultos. En estos casos, la intervención más adecuada es la modificación de los factores favorecedores de sus manifestaciones negativistas y destructivas, así como un entrenamiento en autocontrol y elevación de umbrales de tolerancia emocional de los padres y maestros. Nuevamente se advierte especial cuidado en la adolescencia, dado que el trastorno oposicionista está altamente ligado a la incurrencia en adicciones, conductas ilegales y sexualidad precoz, pero no por la condición del TDAH.
En el 25% de casos TDAH, igualmente concurren episodios de ansiedad, temor o pánico que los hace socialmente inhábiles con afectaciones físicas como sudoración extrema, taquicardia, problemas gastrointestinales recurrentes y náuseas. Estas manifestaciones de ansiedad no son debidas estrictamente a un déficit de atención sino posiblemente a la desregulación del ritmo cerebral en cordón central, que no todas las veces se asocia con hiperactividad e impulsividad.
Otras alteraciones que pueden concurrir con el TDAH pero que no son de su exclusividad, son las de la pragmática del lenguaje o dificultad para expresar adecuadamente ideas de forma verbal y/o escrita, que tampoco se modifican simplemente con la reducción de la hiperactividad; requieren de intervención fonoaudiológica especializada y entrenamiento comunicativo.
En NEUROCOM GROUP hemos logrado desarrollar protocolos de evaluación que nos permiten diferenciar los enfoques de entrenamiento pertinente y personalizado de los múltiples casos de niños que llegan con un diagnóstico genérico de TDAH por parte de Neuropediatras y Psico-orientadores escolares, así como perfeccionar procedimientos de neuroestimulación, neuroretroalimentación y neuropedagogía con resultados satisfactorios en optimización de desempeño cognitivo, autorregulación emocional, control comportamental y rendimiento académico.
Por: Psic. Edgar Peña Rodríguez M.D.U
Director Científico Neurocom Group Colombia
Fuente de información : Understanding ADHD: Information for Parents About Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder (Copyright © 2007 American Academy of Pediatrics, Updated 6/2016)