August 17, 2017 | Por Psic. Edgar Peña Rodríguez M.D.U
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Según la Dra. Barbara L. Fredrickson, psicóloga y experta en bienestar emocional de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, tener una visión positiva de la vida no significa que nunca se sientan emociones negativas como tristeza o enojo, lo ideal es encontrar el equilibrio entre ambas.
Tanto las emociones positivas como las negativas son importantes, las positivas nos dan herramientas para la supervivencia y las negativas nos permiten transitar las situaciones difíciles y responder a ellas de manera apropiada, siempre y cuando no se reviva demasiado el pasado o haya una preocupación excesiva por el futuro.
Las personas emocionalmente estables son aquellas que logran tener menos emociones negativas y se reponen más fácil y rápidamente de las dificultades, lo que se conoce con el nombre de resiliencia.
Las investigaciones han descubierto una relación entre un estado mental positivo y una mejor salud, una presión arterial más baja, menor riesgo de tener enfermedades cardíacas, un peso más saludable, mejores niveles de azúcar en la sangre y una vida más larga, aunque no se ha establecido si las emociones positivas llevan a una mejor salud o si la buena salud provoca emociones positivas. Lo que sí está claro es que las emociones positivas pueden poner en funcionamiento vías de «recompensa» ubicadas en lo profundo del cerebro, incluida una zona conocida como el estriado ventral; la activación continua de esta parte del cerebro se ha relacionado con cambios saludables en el cuerpo, incluyendo niveles más bajos de la hormona del estrés.
En cuanto a las emociones negativas se ha encontrado que activan una región del cerebro conocida como amígdala, controladora del miedo y la ansiedad; cuanto más lento se recupera una amígdala más riesgo hay de sufrir diversas enfermedades.
La Dra. Emily Falk, neurocientífica de la Universidad de Pensilvania estudia cómo la autoafirmación (pensar en lo realmente importante para uno mismo) puede afectar el cerebro y llevar a tener conductas más positivas y saludables; cuando una persona piensa en las cosas que le importan se activa una región del cerebro que reconoce la información realmente importante para sí mismo y esto es lo que permite que las personas respondan positivamente a los consejos de salud. Por ejemplo si usted le dice a una persona que pasa mucho tiempo sentada y que necesita cambiar su conducta, esta se pone a la defensiva; pero si la persona reflexiona sobre las cosas valiosas para ella antes de recibir el mensaje sobre la salud, se activan las vías de recompensa del cerebro.
La investigación de Falk muestra que este tipo de autoafirmación puede ayudar a las personas que no hacen actividad física, y que se pasan sentadas frente al televisor, a hacer más actividad.
En conclusión, estar abierto al cambio positivo es fundamental para el bienestar emocional y las emociones simplemente no suceden; el ser humano tiene cierto control sobre qué emociones experimenta. Tener un estado mental positivo también podría ayudar a mejorar la salud física.
National Institutes of Health. https://salud.nih.gov/articulo/las-emociones-positivas-y-su-salud