El TEA se refiere a un conjunto amplio de manifestaciones y condiciones particulares de niveles de neurodesarrollo, caracterizado fundamentalmente por estilos restringidos de  interacción social, formas de comunicación y lenguaje limitado (tanto verbal como no verbal), ritmo lento en el desarrollo de repertorios conductuales de autonomía y autocuidado, baja velocidad de aprendizaje y desempeño escolar disminuido, con restricción de actividades e intereses. La edad cronológica de presentación es variable y su grado de clasificación de severidad se establece en función del nivel de funcionalidad de desempeño que permite el conjunto de condiciones. Dos de sus manifestaciones más amplias se conocen como autismo y síndrome de Asperger, entendiendo que se refieren más a descriptores de ciertas características que se pueden o no presentar en conjunto, más que a diagnósticos claramente diferenciables.
Autismo: alteración del neurodesarrollo típico que afecta el procesamiento de información con manifestaciones tales como: alteración en el procesamiento de información, atención sobreselectiva centrada en ciertos estímulos o rasgos del ambiente, dificultad de aprendizaje, movimientos estereotipados y repetitivos como formas de expresión de emociones de alegría o de enojo, ecolalia o repetición inmediata o demorada de frases escuchadas anteriormente , aislamiento social, comunicación verbal y no verbal disminuida (en ocasiones ausencia total del habla que se confunde con sordera profunda) , lenguaje ininteligible, pérdida de contacto visual con el interlocutor, irritabilidad emocional e hipersensibilidad sensorial o hiperreactividad a sonidos fuertes o contactos con la piel, posibles autolesiones o conductas autoagresivas , impulsividad por acceder a estímulos satisfactorios o por huir de situaciones aversivas o coercitivas manifestada en conductas de berrinche, bajo control instruccional y repertorio disminuido de conductas de autocuidado. El trastorno del espectro autista se clasifica en grado 1, 2 o 3, según el nivel de autonomía e independencia personal que la persona pueda desarrollar.
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Síndrome de Asperger: pese a que, actualmente esta categoría desapareció del DSM-5, subsite en la idea de que se trata de una manifestación particular del TEA caracterizado por estilos de atención altamente selectiva y centrada en intereses particulares, en los que desarrolla incluso habilidades sobresalientes de memoria y dominio de desempeño, aunque no siempre funcionales para la adaptación de la persona a los diferentes contextos. Tal condición de sobreselectividad en ocasiones calificada de “genialidad”, restringe el desempeño conductual a ciertos ambientes conocidos y rígidos, con desbalance emocional, irritabilidad y enojo al abandonar el contexto preferido de protección; ocasiona dificultades en los estilos de interacción y adaptación social de la persona, principalmente en la capacidad para el reconocimiento apropiado de las emociones ajenas y la correcta interpretación de las propias, lo que ocasionalmente puede manifestarse con cuadros de ansiedad y depresión. Aunque en algunos casos existen dificultades para el aprendizaje de temas no relacionados con sus preferencias sobreselectivas, generalmente se muestra alta facilidad para la adquisición y expresión del lenguaje.

Dado que las manifestaciones cognitivas, emocionales y comportamentales del Trastorno del Espectro Autista son tan variadas y particulares, no puede hablarse de un único abordaje médico neuropediátrico o terapéutico; es una condición diferencial de la persona que requiere ENTRENAMIENTO PSICONEUROEDUCATIVO integral para el fortalecimiento de las habilidades, destrezas y repertorios específicos que se requieren en cada caso, procurando su mejor desempeño funcional y autónomo en condiciones de bienestar para sí mismo y su entorno familiar.

El entrenamiento PSICONEUROEDUCATIVO está centrado en el mejoramiento de las habilidades comunicativas de sus intenciones, necesidades e intereses, estimulación de interacciones sociales adaptativas, fortalecimiento de autocuidado y autonomía, reducción de estereotipias y autolesiones, reducción de hipersensibilidad o desintegración sensorial y por encima de todo, aprestamiento o preparación para el desarrollo de aprendizajes nuevos en sus diferentes contextos.

El entrenamiento psiconeuroeducativo  NO es un tratamiento médico del TEA.